La Mejor Abuela
Nunca he de olvidarte, abuela querida,
serás para siempre luces en mi vida;
un dulce recuerdo en el corazón,
guía para el alma en toda ocasión.
Tus dulces palabras guarda mi memoria
y una luz eterna abriga la historia
de toda una infancia que viví con vos
como aquella hija que Dios no te dio.
Siempre he de extrañarte, aunque no te has ido,
porque en cada instancia sé que estás conmigo
pero es mi poema una evocación
del amor inmenso que ayer nos unió.
Y sí, ex profeso, vuelvo a reescribirte
como si pudiera así revivirte,
por si una palabra tuviera el poder
de hacer que a mi lado puedas hoy volver.
Por eso es constante en mi poesía
que tu nombre, Arminda, se me torne vida;
y por un ratito yo pueda volver
a sentir tu abrazo conteniéndome.
Y sé que te escribo y te dejo rosas
reitero, entre versos, las cosas hermosas;
y no necesito ir a visitar
una tumba fría, porque allí no estás.
Tus dulces palabras guarda mi memoria
y una luz eterna abriga la historia
de toda una infancia que viví con vos
como aquella hija que Dios no te dio.
Siempre he de extrañarte, aunque no te has ido,
porque en cada instancia sé que estás conmigo
pero es mi poema una evocación
del amor inmenso que ayer nos unió.
Y sí, ex profeso, vuelvo a reescribirte
como si pudiera así revivirte,
por si una palabra tuviera el poder
de hacer que a mi lado puedas hoy volver.
Por eso es constante en mi poesía
que tu nombre, Arminda, se me torne vida;
y por un ratito yo pueda volver
a sentir tu abrazo conteniéndome.
Y sé que te escribo y te dejo rosas
reitero, entre versos, las cosas hermosas;
y no necesito ir a visitar
una tumba fría, porque allí no estás.
Nunca he de olvidarte, abuela querida,
serás para siempre luces en mi vida;
un dulce recuerdo en el corazón,
guía para el alma en toda ocasión.
"Yo tuve la suerte de conocerte, querida abuela Arminda"
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